Planeta publica El Laboratorio Interior de Stella Maris Maruso.

No somos víctimas de nuestra genética. La estrecha relación que existe entre la mente y el cuerpo ejerce una profunda influencia sobre la salud. Si aprendemos a cambiar la manera de percibir el mundo, podemos actuar sobre la expresión de ciertos genes capaces de modificar el rumbo de nuestra biología.

Desde la PNEI, las neurociencias, la epigenética, la biología de las creencias y las emociones; la autora, en un lenguaje llano y accesible a todos, comparte historias reales de muchas personas que accionaron su laboratorio interior y lograron recuperar la salud a pesar de haber recibido un diagnóstico condenatorio.

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El objetivo primordial de esta obra es transmitir el inconmensurable poder de sanación y de transformación que se activa al abordar las dimensiones emocional, psicosocial y espiritual; sustentado científicamente con la amplia bibliografía que la autora nos aporta. Este libro enciende la esperanza en aquellos que creen que ya no hay nada más para hacer cuando se está atravesando una situación adversa.

Con un sólido marco científico sobre cómo se interrelacionan emociones y enfermedad, y el potencial bioquímico que todos tenemos y que podemos poner a favor de la salud, este libro cuenta además con testimonios de gran impacto de personas que, al enfrentar situaciones límites, se aventuraron a parirse a sí mismos, trascendiendo la mentalidad ordinaria, tornándose extraordinarios al dibujar nuevos caminos de pensar, de percibir la realidad, de gestionar las emociones y encarar los desafíos que les presentó la vida.  Sus protagonistas nos muestran el milagro de haber accionado su Laboratorio interior logrando la sanación de su historia personal, de sus vínculos y algunos, hasta de una enfermedad considerada incurable para la medicina.

Los estudios más recientes señalan la importancia de las emociones como un componente esencial del conocimiento, la memoria y el bienestar humanos.

Los fisiólogos y neurocientíficos han conseguido ampliar de manera asombrosa los conocimientos sobre las bases neuronales del comportamiento emocional.

La investigación del cerebro ha demostrado de forma irrefutable que los procesos emocionales, al igual que los cognitivos, pueden explicarse por el funcionamiento combinado de hormonas y neuronas. Sin embargo, los resultados de estas investigaciones han tenido escasa repercusión en la práctica terapéutica.

Hasta no hace mucho tiempo, la psicología se había interesado por estos avances de modo marginal. Se había dedicado a estudiar, ante todo, el comportamiento que puede observarse externamente y no tanto a establecer cómo y en qué medida los procesos anímicos son atribuibles a procesos físicos o bioquímicos. A partir de las nuevas corrientes psicológicas y pedagógicas de principios del siglo pasado, el entorno y la educación, las experiencias de la primera infancia y la socialización cultural se han considerado los factores decisivos para la formación de la personalidad y del carácter, relegando la neurobiología de las emociones y de las creencias a un papel secundario.

Dicho de otro modo: mientras que la medicina y los experimentos neurocientíficos se ocupaban del cerebro humano, la psicología se dedicaba fundamentalmente a la observación, la medición, la clasificación y la terapia del comportamiento humano. Los psicólogos y los biólogos parecían ser habitantes de mundos distintos. Por suerte, esto parece estar cambiando lentamente.

Todo cuanto sentimos y pensamos es el resultado de complejos procesos de asociación e interacción de las células nerviosas del cerebro, que a su vez se comunican mediante fibras nerviosas y hormonas con el sistema inmunológico y las glándulas de secreción interna. El universo de estímulos capaces de modificar el curso de nuestra biología está comenzando a ser reconocido en el ámbito científico, y gracias a esta concienciación es posible decir que muchas enfermedades tendrán una evolución distinta si empleamos más recursos propios.

Stella Maris Maruso es directora de Fundación Salud en Buenos Aires, Argentina y creadora del programa P.A.R.A., y Presidenta Honoraria de Asociación Generar Salud. Es terapeuta biopsicosocial y lleva 35 años dedicándose en cuerpo y alma a aquellos que se enfrentan a enfermedades severas, pérdidas o crisis profundas en sus vidas. Actualmente lleva tratados a más de 20.000 pacientes con cáncer.

Es divulgadora científica y facilitadora de procesos de cambio. Ha participado en varios seminarios de inteligencia espiritual y entrenamiento clínico de medicina cuerpo mente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. Toda su investigación está siendo actualmente avalada por un nutrido grupo de expertos y científicos que se suman a la misma y que reconocen los asombrosos resultados de este tratamiento integrado en el marco de la PNEI.

 

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